Gala Berger en Nora Fisch

Gala Berger (Villa Gesell, 1983) colecciona telas, hilos e imágenes digitales que emplea en la realización de piezas textiles. Su trabajo elabora una perspectiva crítica que explora el rol de las instituciones culturales en relación con el patrimonio latinoamericano y de los procesos de pensamiento visual implícitos en sus imágenes. En Objetos salvajes, su primera exposición individual como integrante del staff de la galería Nora Fisch, reúne un conjunto de obras recientes enfocadas en los procesos de restitución de los objetos y artefactos culturales de arte precolombino que han sido saqueados y separados de sus culturas y naciones originarias, algunos de ellos aún perdidos, otros en museos del hemisferio norte. 

La muestra abarca diferentes grupos de obra: una serie de tres “Móviles” (2021) cuelgan del techo cerca de la vidriera; 18 collages textiles pertenecientes a la serie “Objetos anónimos” (2020-2021), de mediano formato, se ubican sobre una de las paredes; y tres obras de gran formato corresponden a “Ausangate” (2021). Se incluye además otra pieza, Recordando en común (2020), que dio inicio a estos trabajos, y un libro de artista o, mejor dicho, “de recursos visuales” –de acuerdo a la denominación de la galería− que compila las investigaciones de Berger. Cada una de las obras fue realizada con distintas técnicas de superposición de capas de telas impresas digitalmente sobre textiles artesanales, estableciendo una relación dinámica entre el trabajo manual y la tecnología. En la sala, se instalan sobre paredes forradas con una tela que replica motivos indígenas, diseñada por la artista.

Con respecto a los “Móviles”, cada uno representa una colección de arte precolombino en posesión de museos europeos, de los que las piezas, a su vez, toman el nombre: el Humboldt Forum (Berlín), el Museo de América (Madrid) y el du quai Branly (París), los cuales conservan objetos que son reservorios de conocimientos, técnicas e historia de pueblos que han perdido el acceso a ellos.

La serie “Objetos anónimos” toma como punto de partida la investigación de Berger sobre la base de datos digital de Interpol, de donde extrae las imágenes, textos y referencias sobre obras expropiadas a América Latina. Los textos demuestran la falta de conocimiento e información sobre el contexto cultural, procedencia o posible autoría, situación que se repite en museos o colecciones particulares, y que se agrega al hecho de que, en su mayoría, el hallazgo y restitución de esos objetos continúa pendiente. Como señala la antropóloga y curadora Clémentine Deliss, creadores, artistas y artesanos no figuran con sus nombres, ya que no era conveniente a la metodología colonial de recolección registrar la procedencia. “Objetos anónimos” plantea de esta forma cómo los artefactos sustraídos de América Latina siguen envueltos en dinámicas de expropiación, desinformación y alienación.

La serie “Ausangate” toma su nombre de la montaña en el sudeste del Perú, habitada durante siglos por pueblos indígenas que aún mantienen gran parte de su herencia cultural. En esta serie, el objeto precolombino se convierte en un cuerpo o un paisaje, en alusión a un concepto sobre lo viviente propio de ciertas culturas que consideran a los objetos o al paisaje mismo entidades vivas. Estas culturas asignan también al ser humano un lugar diferente del que ocupa en las sociedades occidentales, sobre todo, en relación con su entorno. En este sentido, la galería subraya que “esta conversación [de culturas] que se está multiplicando actualmente desde varias geografías, echa luz sobre la necesidad de encontrar formas de escucha basadas en el compartir que aborden la pérdida, la sanación, la reparación y los diálogos entre experiencias y culturas”.