Marina De Caro en Ruth Benzacar
Desde su exhibición Tierra de las emociones perdidas, en Ruth Benzacar, Marina De Caro (Mar del Plata, 1961) propone un ejercicio que muestra los diálogos posibles entre arte y educación, a la vez que se pregunta por la posibilidad de crear un “manifiesto visual”. La artista señala al respecto que “el arte es la gran tierra donde ensayamos otros mundos posibles y sin duda es un espacio para compartir”. El conjunto de obras comienza con una escultura de yeso y bronce (La mirada que distancia, 2021) y continúa con nueve manteles pintados al óleo de la serie “Picnic” (2020-2021), que invitan a habitar la sala. En estos trabajos, “despliega referencias a los picnics anarquistas, en boga entre los siglos XIX y XX, durante los cuales se desarrollaron eventos culturales en apoyo a la Escuela Moderna”. La exposición continúa con una instalación de trece pinturas en óleo sobre papel, doble faz, cosidas a máquina y que cuelgan del techo, como si estuvieran suspendidas, de la serie “Naves Nubes” (2020-2021). Finalmente, Experiencia escucha lo no dicho (2021), “una escultura flotante, en alambre de aluminio –describe la galería− ‘escucha las palabras no dichas’, en el fondo de la sala”. Acompaña la muestra un texto: es una entrevista llevada a cabo por la periodista, crítica de arte y curadora francesa Marie Maertens en la cual De Caro se explaya sobre el desarrollo de su trabajo artístico.
A lo largo del diálogo, la artista destaca que en su producción considera la experiencia física y háptica como una etapa anterior a la del análisis conceptual: “Comienzo con intuiciones o ideas –cuenta− y después procuro materializarlas visualmente. Una parte de mi trabajo consiste en comprender por qué selecciono una imagen y no otra, luego dejo la interpretación abierta para que el espectador encuentre los nexos entre los distintos elementos”. En cuanto a la educación, su interés principal gira en torno al procedimiento de aprendizaje como “lugar de experimentos micropolíticos”. Al respecto, se pregunta: “¿Qué es una escuela? ¿A qué otras palabras remite?… Mis escuelas son utópicas, sin razón, accidentales, de las emociones perdidas, falansterios para las artes… Esas obras combinan mis proyectos de escritura con mi aproximación al arte, que consiste en el encuentro entre la diversidad de identidades, materiales, imágenes, obras y, también, espectadores. Interrogo ese espacio vacío en el que se producen los intercambios y las experiencias entre todxs”.
De Caro integra también diferentes grupos de artistas como Las desesperadas por el ritmo, una banda musical junto a Ana Gallardo, Marcela Astorga, Cristina Schiavi, Mónica Millán, Adriana Bustos y Elba Bairon que compuso Una copla y un homenaje, canción que nombra decenas de artistas mujeres de Argentina, entre ellas, Lola Mora, Delia Cancela y Graciela Taquini. También participó del colectivo feminista de trabajadores del arte Nosotras Proponemos. “No obstante –dice−, no me gusta la militancia clásica y reivindico la poesía como el lugar menos hegemónico; es el espacio donde uno puede estar por fuera de la norma. ¡Y eso me gusta mucho!”
Del 10 al 24 de julio de 2021, mientras Tierra de emociones perdidas todavía puede visitarse en Ruth Benzacar, De Caro presentará Fuera de cuadro en Munar, el espacio donde fueron producidas las obras. Se trata, en este caso, de una exposición colectiva que ella misma ha convocado y que involucra a Cecilia Garavaglia como curadora invitada, artistas “amigxs” y los proyectos Simetría Doméstica y Coleccionables de Emergencia