Diego Bianchi en Bienal de Liverpool

La Bienal de Liverpool se despliega, como su nombre lo indica, cada dos años a través de exposiciones en instituciones públicas, lugares históricos y locaciones urbanas extraordinarias. Desde 1998, se compromete a reunir artistas internacionales y locales, convocando también a la comunidad y al público general. En su 11ª edición cuenta con curaduría de Manuela Moscoso y, bajo el título The Stomach and the Port, se organiza en torno a la historia de Liverpool y de su puerto en tanto “agente activo en los procesos de modernización, cambio y colonización”. Propone un desafío a “la idea del individuo como una entidad definida y autosuficiente” en favor de la noción de cuerpo fluido, en continua interacción con el medio ambiente, y la exploración de las potencialidades y “diferentes formas del ser humano”. La bienal reflexiona asimismo sobre “los sistemas de intercambio y cómo las fronteras comprenden no solo construcciones geográficas, sino también políticas y subjetivas. Los y las artistas presentan colaborativamente un reajuste de los sentidos y catalizan el cambio, buscando descolonizar nuestra experiencia del mundo” −señala Moscoso−. 

En The Stomach and the Port participan 50 artistas y colectivos de 30 países. Diego Bianchi (Buenos Aires, 1969) lo hace desde Argentina, junto a, por ejemplo, Judy Chicago (Chicago, 1939), Yael Davids (Jerusalén, 1968), Camille Henrot (París, 1978), Jutta Koether (Colonia, 1958) y Daniel Steegmann Mangrané (Barcelona, 1977), entre otros y otras. En la concepción topográfica de la Bienal, el puerto funciona como una “boca” y las muestras a su alrededor conforman la sección “Stomach” [estómago], que se equipara en este contexto con el proceso de la digestión. A medida que las exposiciones se adentran en la ciudad, se habilitan otras dos secciones, denominadas “puntos de entrada”: “Porosity” [porosidad] y “Kinship” [parentesco], que involucran a su vez, respectivamente, las relaciones de la piel con el mundo exterior y los vínculos sociales en general. 

Las obras en torno a “Kinship” se ubican en las locaciones del distrito céntrico o “City Center Trail”. El término que las agrupa se refiere aquí a “la red de interconexiones sociales, abarcando desde la familia hasta vínculos más amplios que nos conectan con el mundo”. Este recorrido [trail] indaga cómo las personas, los animales, las historias, las imágenes, la tecnología y la naturaleza se entrecruzan y son interdependientes. En este marco, más específicamente, en el Lewis Building, Bianchi presenta su instalación Inflation (2021), junto a un grupo de artistas que cuestionan “qué consideramos que es un cuerpo y qué podría significar el hecho de ser humano o humana”. Se trataría, en principio, de “una noción sencilla; aunque las respuestas a menudo se extraen de una suposición histórica occidental que asume al cuerpo como el de un hombre, heterosexual y blanco” −sostiene la guía de la Bienal−. 

Bianchi propone “reconfigurar la percepción para recrear una conformación indistinta de cuerpos y cosas”. Su instalación despliega en el espacio una serie de videos y un grupo de esculturas hechas con objetos desechados, principalmente piezas de automóviles, entre otros materiales que incluyen plásticos mixtos, metales, pigmentos y materia orgánica producida a partir de bioplásticos. Aquí –declara el artista– “el interior del cuerpo está liberado de sus fronteras y las tripas y las cosas se vuelven similares. Los sonidos de los sistemas corporales, ronquidos, exhalaciones, flatulencias y suspiros, aparecen como banda sonora de la instalación (diseñada por [el compositor] Ismael Pinkler)… Todo el conjunto crea un ambiente que mantiene un tono abstracto que entremezcla la carnalidad y el humor”, componiendo una “maquinaria ficcional” que replica el proceso del sistema digestivo y, a su vez, lo vincula, a través de su título, con la acción de “inflar” y los conflictos del intercambio económico.